Trump y Rajoelina compiten por el salvataje del mundo

El presidente de Madagascar, Andry Rajoelina, y el de Estados Unidos, Donald Trump, rivalizaron respecto a sus anuncios e ideas sobre la cura de coronavirus.

Rajoelina, pocos días después de presentar una bebida de fabricación nacional que según dice cura y previene el covid.19, anunció que Madagascar ya concretó la primera exportación del salvador elixir.
Un cargamento de la bebida, un té hecho en base a artemisa y otros hierbas nativas del territorio malgache, será enviado a Senegal.

Rajoelina, además, visitó el laboratorio donde se procesa la artemisa que permite fabricar la bebida.
Mientras tanto, en Estados Unidos, donde los muertos por coronavirus llegan a 50.000, el presidente Trump propuso que la gente podría inyectarse desinfectante para combatir el virus.
"Observo que el desinfectante lo noquea (al coronavirus) en un minuto. Un minuto. ¿Habría una posibilidad de hacer algo así con una inyección al interior, como una limpieza?,  dijo Trump, mirando a una asesora científica. "Habrá que apelar a los médicos para esto, pero me parece interesante", agregó.
Más tarde y tras el impacto mundial de su propuesta, se desmintió a sí mismo y afirmó que lo había dicho en forma sarcástica.

En China, otra potencia que rivaliza por hallar la cura a la pandemia, se anunció que una vacuna experimental funcionó en un grupo de monos. El experimento utilizó a ocho macacos, a los que se les administró una vacuna piloto. Tres semanas después, el virus fue introducido en los pulmones de los simios y ninguno desarrolló la infección. Ahora se deberá probar la vacuna en humanos.

La situación del sistema de salud de Perú es desesperante. Los hospitales están desbordados. El país ya registra 572 decesos. En las redes circularon fotos del hospital de Iquitos, con pacientes en el suelo y cadáveres amontonados.

La alcaldía de San Pablo, la ciudad más afectada por el coronavirus en Brasil, presentó un plan de emergencia que contempla la suspensión de los velorios y autorizó los entierros durante la noche, informó la agencia Ansa.
Para dar abasto con la creciente cantidad de decesos por la epidemia y a través de un decreto, el alcalde Bruno Covas autorizó los entierros nocturnos por lo cual algunos cementerios ya contrataron generadores de energía. En la resolución se ordena la contratación de 200 sepultureros para trabajos diurnos y está previsto reclutar otros 200 para las labores nocturnas, así como cavar 13.000 nuevas fosas en las próximas semanas.

En Manaus, capital del estado de Amazonas y donde los servicios de salud ya están colapsados, una persona ingresó a un CTI e intentó arrancar los tubos que conectaban a los pacientes de coronavirus a los respiradores que los mantienen vivos. Según la Polícia, el hombre predicaba la Biblia frente al hospital antes de ingresar al CTI.

En todo Brasil los muertos registrados en forma oficial superan los 3.670. En el sureño estado de Río Grande del Sur los decesos llegaron a 33.

En Alemania, el vicepresidente del Instituto Robert Koch. Lars Schaade, advirtió que aún no se pueden relajar el cuidado ante el virus. "Estamos ante una paradoja, los éxitos de las medidas restrictivas hacen que muchos cuestionen las medidas y digan que la situación no es para tanto", dijo. "Hay que recordar que en pocas semanas han muerto más de 5.000 personas en el país y que morirá más gente. El que hayamos logrado que la epidemia no tenga efectos más graves se debe a las medidas tomadas, no podemos bajar la guardia".
Schaade señaló que actualmente hay un promedio de cerca de 2.000 casos diarios de nuevas infecciones, lo cual "es demasiado".

En Colombia, un país que lleva un mes en una cuarentena que se prolongarán hasta el 11 de mayo, crecen las protestas por la falta de alimentos. "Ya no tenemos aliento ni para caminar. Nos estamos muriendo no del virus sino de hambre", dijo Sandra Patricia Hurtado a la agencia EFEEn la capital, cerca del 50% de la población trabaja en la economía informal. Un sector que se ha derrumbado por completo durante el confinamiento. Millones han perdido toda fuente de ingreso y no saben cómo sustentarse hasta el fin del aislamiento, previsto para el 11 de mayo.
Miles de hogares han colgado pañuelos rojos desde sus ventanas para señalar que precisan auxilio. En los barrios acomodados de Bogotá se ha convertido en una escena tristemente habitual que gente necesitada pasee por las calles pidiendo a gritos que los vecinos confinados arrojen alimentos o dinero por las ventanas.
En Guatemala, la situación se repite con la diferencia de que las banderas que piden auxilio no son rojas sino blancas.

Presidiarios de la cárcel de Villa Devoto, en Buenos Aires, se amotinaron para exigir ser excarcelados por temor a contraer coronavirus. La revuelta ocurrió luego de que circulara la versión no confirmada de que algunos guardias se contagiaron. “Nos negamos a morir en la cárcel”, decía una bandera que los detenidos colocaron en uno de los techos del penal.
También en Argentina, un intendente de la provincia de Santa Cruz ordenó a sus funcionarios que no les entreguen alimentos a los policías que detuvieron a un amigo suyo que violó la cuarentena obligatoria. El sujeto en cuestión es José María Carambia, intendente de la ciudad de Las Heras.

En Ecuador, los funcionarios que tienen que obligar a cumplir la cuarentena, se han visto sometidos a violencias aún mayores. Un artículo publicado por el diario local El Comercio, informa que han recibido golpes en el rostro, patadas, ataques con palos y piedras, y que algunos han sido heridos con picos de botella y cuchillos.

En Mumbái, la ex Bombay, los centros destinados a albergar a quienes tienen que hacer cuarentenas están desbordados y sus huéspedes se quejan de la mala alimentación, falta de limpieza y distanciamiento social. Por eso algunos intentan escapar. “Estamos llenos de demandas de todo tipo: la gente necesita mejores camas, baños limpios (...) todo lo que puedo decirles es ‘por favor cálmense’”, dijo el vicealcalde Hemangi Worlikar.

En las montañas de los Alpes suizos y como una señal de esperanza en la lucha contra la epidemia, comenzaron a ser proyectadas las banderas del mundo.

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